2:27–36. No tenemos razones para dudar, ni de los auténticos deseos que tenía Elí de servir a Dios, ni de su condición de creyente sincero; pero tampoco nos quedan dudas de que era un padre indulgente, que cedía ante sus hijos y abusaba de la paciencia y de la misericordia de Dios. Debió haberse percatado de que lo que les estaba permitiendo a sus hijos estaba contribuyendo a que se perdieran, al confundir la falta de disciplina con el amor. Un profeta, cuyo nombre no conocemos, fue enviado a Elí
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